Teorías económicas del empleo, el salario y la ganancia: Un análisis comparativo entre neoclásicos, poskeynesianos y marxistas

Antonio Macchioli

El estudio del mercado laboral, los salarios y la formación de las ganancias ha sido abordado de manera muy distinta por las principales escuelas de pensamiento económico. A continuación, se analizan las visiones contrapuestas de los economistas neoclásicos, poskeynesianos y marxistas, en torno a estos temas cruciales para la comprensión del funcionamiento del sistema capitalista.

El mercado de trabajo y el desempleo

Para la teoría neoclásica, los individuos son racionales y maximizadores de beneficios. La elección entre trabajo y ocio depende del salario real: si este es suficientemente atractivo, las personas optarán por trabajar. El mercado laboral funciona como cualquier otro mercado, donde el libre juego entre oferta y demanda determina los salarios. No existe el desempleo involuntario: quien está desempleado es porque elige no trabajar al salario vigente. Esta escuela reconoce solo el desempleo friccional (transitorio) y el voluntario (por decisión del individuo).

A.C. Pigou, figura destacada de esta corriente, sostiene que el desempleo se debe a fricciones que impiden el ajuste instantáneo de los salarios. Según su visión, cualquier nivel de desempleo puede eliminarse reduciendo los salarios, salvo cuando intervienen rigideces como el salario mínimo, la presión sindical o controles estatales. Así, la solución al desempleo para los neoclásicos es una mayor flexibilidad salarial.

Por otro lado, la teoría poskeynesiana niega la existencia de un mercado de trabajo en el sentido neoclásico. Para estos autores, los empresarios no contratan más trabajadores cuando bajan los salarios, sino cuando aumenta la demanda de sus productos. Los salarios son fijados institucionalmente, mediante la negociación colectiva y según el poder relativo de los sindicatos. Además, existe el desempleo involuntario: personas dispuestas a trabajar, incluso por un salario menor, que no consiguen empleo porque la demanda agregada no lo permite.

La solución poskeynesiana al desempleo pasa por el estímulo de la demanda efectiva. La intervención activa del Estado, a través de políticas de inversión pública y manejo de la tasa de interés, busca generar un aumento de la producción y del empleo, que a su vez potencia el consumo y la inversión en un ciclo virtuoso.

Para la visión marxista, el trabajo es una mercancía especial: su valor se determina por el tiempo socialmente necesario para reproducir al trabajador, es decir, por el costo de su canasta básica. El salario real depende de factores históricos y sociales, como la organización obrera y la correlación de fuerzas entre capital y trabajo. El desempleo no es una anomalía sino un componente estructural del capitalismo: el “ejército industrial de reserva” es funcional a la acumulación de capital, ya que permite contener la presión salarial.

El desempleo, en esta perspectiva, es una manifestación de las contradicciones del sistema. Aunque los salarios pueden aumentar en fases expansivas, siempre existe un límite: la rentabilidad del capital. Si los salarios reducen la ganancia, el capital tiende a sustituir trabajo por maquinaria, reforzando el desempleo estructural.

La formación de la ganancia

En el pensamiento neoclásico, la ganancia se explica por la productividad marginal del capital. En mercados perfectamente competitivos, ninguna empresa puede influir en los precios. En el largo plazo, las ganancias extraordinarias desaparecen debido al ingreso de nuevas empresas, estabilizándose en una tasa de ganancia normal igual a la tasa de interés.

Desde la óptica poskeynesiana, la ganancia no se determina por la productividad marginal, sino por la inversión y el consumo de los capitalistas. En el enfoque macroeconómico, autores como Pasinetti sostienen que la tasa de ganancia depende de la propensión marginal a ahorrar y del ritmo de acumulación. Kalecki resumía esta idea con la frase: "los capitalistas ganan lo que gastan". En la vertiente microeconómica, se estudian grandes corporaciones con poder de mercado que fijan precios para maximizar beneficios y sostener el crecimiento, enfrentando restricciones como la demanda, la capacidad instalada y el financiamiento.

En la perspectiva marxista, la ganancia se origina exclusivamente en la plusvalía, es decir, en el valor excedente que produce el trabajador por encima de su salario. Marx distingue entre plusvalía absoluta (extensión de la jornada laboral) y relativa (mejoras en la productividad). La ganancia es inversamente proporcional a la composición orgánica del capital (proporción entre capital constante y variable). Así, el avance tecnológico que reduce la necesidad de trabajo eleva esta composición y tiende a reducir la tasa de ganancia: una contradicción interna que, según Marx, conduce a las crisis capitalistas.

El papel de la tasa de interés

Para los neoclásicos, la tasa de interés es equivalente a la tasa de ganancia y se determina por la productividad marginal del capital. Un aumento del 5% en la tasa de interés implica una subida equivalente en la tasa de ganancia y una caída en los salarios.

Los poskeynesianos rechazan esta equivalencia. Desde su enfoque, la tasa de interés no influye directamente en la tasa de ganancia, que depende del ritmo de acumulación de capital. Un aumento en la tasa de interés no necesariamente aumenta las ganancias, sino que puede reducir la parte del ingreso que va a los salarios, afectando negativamente la demanda y, en consecuencia, la inversión.

En la visión marxista, la tasa de interés es una forma secundaria de distribución de la plusvalía. Su comportamiento es procíclico: tiende a ser baja en épocas de prosperidad y alta en tiempos de crisis. Una suba excesiva del interés puede frenar la producción, aumentar el desempleo y debilitar los salarios, afectando también la obtención de plusvalía.

Conclusión

Las diferencias entre las tres corrientes analizadas son profundas y reflejan distintas concepciones sobre el funcionamiento del capitalismo. Los neoclásicos confían en el mercado como asignador eficiente de recursos, los poskeynesianos destacan la importancia de la demanda y la intervención estatal, y los marxistas revelan las contradicciones internas del sistema, donde el trabajo asalariado y la acumulación de capital se enfrentan en una lucha constante. Comprender estas miradas es clave para abordar los desafíos económicos contemporáneos desde una perspectiva crítica e informada.